jueves, 21 de agosto de 2014

¿Todos siendo iguales al querer ser raros?, ¿o todos siendo raros al querer ser iguales?


Bastante se habla de esto. De seguir o no a la mayoría. De que es mejor ser raro, que cada uno es único. Hasta cierto punto es un tema aburrido (para mí), pero siento la incontrolable necesidad de tocarlo y decir mi propia opinión (aunque en este mundo de todos iguales seguro alguien ya ha dicho lo que mencionaré).
     ¿Qué tan malo es seguir a la mayoría? Un ejemplo tonto: Si todos respiran, ¿por qué yo hacerlo también? Anda pues, sé rebelde... ¿Precio?, te mueres... Aunque está comprobado que no te puedes suicidar por intencionalmente dejar de respirar de manera natural. La idea es que a través de la historia de la humanidad, un mecanismo claro de supervivencia es seguir a la mayoría. Si cuando éramos nómadas algunos se rehusaban a comer carne mientras no había semillas ni vegetales, muy seguro iban a morir, tenían que recurrir a la caza si querían seguir existiendo.  Aquí no era cosa de ser aceptado, de que les preocupase lo que opinaran los demás, era cosa de vida o muerte. 
     Con ese antecedente evolutivo, quiero dejar claro que en sí seguir a la mayoría no es algo del todo criticable. ¿Querer vivir es malo? ¿Dónde empezó el problema entonces? En una raíz que ya se ha tocado en otras entradas, la falta de autoestima. Y esto no es de hoy, ha existido siempre, quien no se acepte buscará de forma desesperada aceptación de los otros. No conocemos su pasado, no conocemos por qué tienen baja autoestima, pudieron tener padres cuyos padres no tenían autoestima, así que no tuvieron amor, y en consecuencia no pueden brindar amor verdadero a sus hijos, ¿cómo lo tendrán por ellos mismos? Juzgar a una persona por no valorarse es juzgar todo un pasado y conjunto de seres humanos que ni conocemos. Muy seguido se dice de estas personas quiere llamar la atención. Pues ¡obvio!, ¿quién no? si de bebé no llorabas para que te alimentaran, habrían muerto de hambre (sigo con el tema de la supervivencia), y era llanamente llamar la atención. 
      Las modas son el mejor ejemplo del pastoreo de las masas. Imponer tendencias en ropa, música, danza, películas, ¡hasta maneras de actuar!, pobre de ti que no las sigas, serás el raro, inadaptado, subnormal, fenómeno. Debo mencionar que no sé por qué usan la palabra raro como insulto. El oro y los diamantes no valen lo que valen porque brillen ni por sus colorsitos, sino por su escasez. Otros materiales más abundantes valen menos por su abundancia. La idea pues es pues, un tanto terrorífica...
     Si se nos imponen ciertas tendencias y modos de ser, vestir, actuar y demás, quienes no encajen serán rechazados. Esto arrastra a más personas a querer ser como todos. Vuelvo a la metáfora de los materiales. Al haber más de lo mismo, valen menos, se encuentra más fácil. Esto por el otro lado encarece los más escasos. La gente que se esfuerza por ser ella misma, empieza a brillar más en automático, sin necesidad de sentirse superior o por narcisismo, tan sencillo como ser ellos mismos. Hasta cierto punto es paradójico. Si sigues a la mayoría serás más aceptado, pero valdrás tan poco o tan mucho como los demás. Si no lo haces serás menos aceptado, criticado, rechazado, mas si lo haces con todo el gusto del mundo, te apreciarás más tú pues harás lo que dicta tu ser al ser tú mismo, al explotar tus propias virtudes y defectos. 
    Si bien es cierto, el valor viene de uno mismo, no de los demás. He ahí el problema de seguir a la mayoría, entregamos nuestro amor y valor propios al juicio ajeno. 
      Tampoco digo que hay que ser un gran rebelde e ir contra el sistema como estúpido. Vivimos en sociedad porque somos un animal social. Si quieres ser un animal individual allá tú. Así que sí, lo siento mucho por los "súper únicos", hay cosas que todos tenemos que hacer, reglas que seguir, normas que cumplir. Sin embargo ya lo dijo Gandhi: si una ley es injusta lo correcto es desobedecer. 
       ¿Alguien vive en algún fraccionamiento? Yo no. Y qué bueno. La verdad me desespera demasiado tantas casas iguales. Es en mi opinión otra sutil manera de decirnos que todos somos iguales. Desde luego acorde a tu capacidad económica y buen gusto vas arreglando tu casa. Pero la idea ahí está, compartes estilo de casa con otros 5,000 individuos. 
       Nunca seremos tan únicos para no hallar a nadie con quien compartir al menos el 80% de nosotros en común. Ni tampoco seremos tal iguales al resto como para no tener de qué sentirnos grandiosos, aun cuando por encajar lo ocultemos para agradarle a la mayoría. Siempre que pienso en esos que siguen a la mayoría, me los imagino en las noches haciendo cosas que los demás, si supieran que las hacen, los rechazarían. Inclusive muchas veces criticamos a alguien por no hacer lo que los demás consideran normal aun cuando nosotros ¡hacemos eso mismo! Es un vil mecanismo de defensa, de ocultarnos y echarle tierra al otro para que no nos descubran... 









1 comentario:

  1. ME CAYÓ COMO ANILLO AL ANILLO
    TE AMO BEBÉEEEEEEE... SIEMPRE ES UN GUSTO LEERTE ;333 <3

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