lunes, 9 de junio de 2014

"Extraño los días en los que mi única preocupación era no pisar las rayas del suelo al caminar."



Es verdad. Uno no se da cuenta de ello. Cuando menos lo esperas, ¡boom!, toneladas de apestoso y pegajoso estrés te caen encima. Calientito para acabarla de fregar. Deudas, hipotecas, proyectos, trabajos, reuniones, compromisos, prisas, dormir menos de 8 horas, malos hábitos alimenticios, enfermedades por tus malos hábitos, tareas por entregar, exámenes que aprobar, protocolos que cumplir, bla, bla, bla... ¡La maldita lista no tiene fin! El Mundo de hoy es un completo y total desmadre. ¿Quién puede ser feliz así?, ¿cómo diablos no añorar ese pasado donde la única preocupación era esconder tus travesuras?, y matar al estúpido pájaro que le contaba tus travesuras a los dos seres humanos que te engendraron. Sí, esos que llamas papá y mamá. 
     ¿Y cómo llegó todo eso? Quien sabe. Dicen que así es la vida, que es muy dura y difícil. Otros dicen que la juventud y la niñez son las mejores épocas. Este comentario me desvomotivaba, no quería crecer, anhelaba una juventud eterna. Es decir, ¿para qué ser adulto?, si ya no volvería a tener una época tan maravillosa. Esto te lo dicen muy de manera segura para que disfrutes plenamente. Es cierto, uno ahora se estresa demasiado por esa tarea que debes entregar mañana, sin embargo son las 3 de la mañana y no llevas ni la mitad. Aunque pasados los años volteas hacia atrás y te fijas que aquella tarea no es nada con el mega proyecto que te ha encargado tu Jefe. Te creíste superman para hacerlo y la verdad es que no sabes ni qué haces. De ese trabajo depende una gran cantidad de dinero que ocupas pues están a punto de embargarte la casa. ¡Carajo!, cómo desearía volver a la Universidad a estar carrereado por ese profesor que cómo chingaba, pero qué sencillo era a la vez su materia.
    Es el mismo caso, sólo que con otra variable. ¿De verdad tu preocupación de ahora es para morirte? A menos que sea una enfermedad terminal... Y aun así, ¿de qué te preocupas?, ya te vas a morir, no hay pedo. ¡Todo pasa y no pasa, no hay pedo! Eso que no te dejaba dormir hace cinco años, ¿importa hoy? Lo que no te deja dormir hoy, ¿importará mañana, en un año, en cinco? No vale angustiarnos por cosas que la verdad, ni una pizca de estrés merecen. Parece que buscamos no ser felices, encontrando una razón tras otra para no descansar ni disfrutar la vida. Nos auto-saboteamos de una manera terrible. 
     El Mundo no es tan malo. ¡Ni malo es a decir a verdad!, lo vemos mal porque estamos mal. Si estuviésemos bien, valga el juego de palabras, lo veríamos bien. Disfruta la vida y este momento tal como es, no rebuscar en lo que, según tú, debería ser. Confía en el equilibrio perfecto del Universo, si de plano no te gusta algo y lo puedes cambiar, ¡hazlo! Recuerda, lo único que cae del cielo es la lluvia Entonces, ¿cuál es el pedo de tu vida? ¿vale la pena? Pues, ¡échatelo!, aromatiza el ambiente, déjalo ir. ¿Se siente bien no?, hasta te desinflamas. Así es esto... 

     

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