martes, 9 de diciembre de 2014

Divorciados... Divorciados... ¡Casados! Divorciados...

Que ya nadie sabe amar, que el amor ha terminado, que ya nadie quiere comprometerse, que Dios nos ha abandonado... ¿Qué pasa con el matrimonio?

Antes de desmenuzar el pollo, me gustaría aclarar algo. En efecto, el matrimonio NO es necesario para amar, es cierto, nadie necesita un papel para amar. Así como tampoco el anillo tiene poderes mágicos, no te lo pones y en automático ya son felices para siempre. Quiero hablar del compromiso en general y de por qué las relaciones a largo plazo no duran tanto como antes. 

En una entrada pasada se habló de que el tiempo no es a fuerza proporcional a la calidad y felicidad de una relación. Que los matrimonios en general (no todos) no duren tanto como antes no es un indicativo crucial de que el amor esté dejando de existir. Han ocurrido cambios (sobre todo en México) culturales que han favorecido la necesidad de ya no buscar pareja por motivos diferentes al amor. Antes muchas mujeres sólo querían casarse porque no tenían de otra. Muy pocas eran profesionistas, muy pocas podían mantenerse solas, el matrimonio se convertía en un modo de obtener una vida económica estable. Aparte las famosas quedadas. Hace algunas décadas a los 25-30 años si una mujer era soltera ¡ya la consideraban quedada de por vida! Ahora los 30 años es la edad mínima para casarse, para tener tiempo de divertirse, de estudiar y prepararse para una decisión tan importante como lo es el matrimonio. 

Muchas personas, por su religión, se casaban sólo por que es un mandato divino, por ser un sacramento. Es muy respetable querer cumplir con lo que tus creencias dicen. Pero, por el simple temor a Dios, por a fuerza cumplir con eso, muchas personas no elegían a consciencia. Todos conocemos casos de parejas que pudieron haber dudado más de 40 años pero viviendo un infierno. Viviendo un infierno en vida para librarse de un infierno fuera del plano terrenal. Y eso mismo, era preferible tener a esperanza a una vida mejor sólo por haber cumplido con el matrimonio, que buscar a alguien que amara realmente lo que eres. 

Hace algunos años (de hecho todavía pero menos), muchas personas, sobre todo después de los 40 años caían en un lapso en el que era muy fácil ser infiel. Ya que no experimentaron lo suficiente, que no probaron lo que quisieron haber probado, entran en la famosa crisis de los 40. También tenía que ver la Iglesia, por lo de "llegar virgen al matrimonio." Más allá de las creencias, esto es muy perjudicial. Llegas inexperto sexualmente al matrimonio, para ti todo es nuevo. Pasan los años y quieres probar otras cosas que, si elegiste a tu pareja bien, podrían experimentar juntos. Pero si no salen de abrir las piernas y penetrar, es muy tentador querer buscar otras cosas, otros cuerpos. Y aclaro, NO por falta de amor, si no por haber reprimido tantos años todos esos deseos. Varios piensan que lo ideal es tener una promiscuidad responsable. Que desde adolescentes se nos dé la libertad de llevar una vida sexual, repito, responsable. De tal forma que llega un punto en que ya estás tan satisfecho, que buscas una pareja a consciencia y no sólo por deseo sexual. ¿Cuántos hombres no son de conseguir novias sólo para tener sexo?, y llega un punto en que están tan satisfechos, que llega la mujer que los hace sentar cabeza. Y no es tanto que esa mujer los cambie, es que ya están satisfechos. Acarrea muchos problemas mentales y físicos reprimir la sexualidad. Y repito, no estoy diciendo que todos tengamos sexo con todos desenfrenadamente. No. Para tener una vida sexual activa hay que tener cierta responsabilidad. Pensemos en esto etapa no vivida etapa repetida. Porque aceptémoslo, es más digerible ver a alguien de menos de 25 haciendo loquera y media, propio de la edad, a ver a alguien de 40 comportándose como adolescente haciendo cosas que ya no van mucho a su edad. Y aclaro, bien se puede tener más de 40 y tener una vida sexual muy activa. Todo cambia a si estás en un compromiso o no. No es lo mismo ver a un casado haciendo tontería y media, a ver a alguien soltero.

Renglones atrás se habló de que antes imperaba una gran necesidad de casarse pronto, por las comodidades sobre todo económicas que ello ofrece. Sin embargo, vemos que aun sigue esa necesidad de "amarrarse" a alguien pronto, por miedo a la soledad, por falta de autoestima, por aburrimiento, por decir que tienes a un bulto contigo, porque la familia y los amigos te presionan, lo que sea... Cuando se dan cuenta que no hicieron una buena elección, que quieren probar cosas nuevas e incluso hacer una carrera. Tantas razones por las que un matrimonio no funciona. Que quede claro, tener una carrera, ser empresario, profesionista, tener ocupaciones NO es un impedimento para tener pareja y mucho menos casarse. Pero cuando se tiene una edad joven sí puede complicar mucho, por los deseos que surgen ya dichos.

Ahora se tiene la oportunidad de primero vivir juntos y luego decidir casarse. También muchos divorcios son hijos de no aceptar las costumbres del otro. Todos venimos de familias distintas de modos de vivir muy variados, y todos son válidos, es como sabemos vivir. Nadie tiene el derecho a cambiar ni a que nos cambien por lo que es correcto para otros o para nosotros.

El matrimonio no es sinónimo de amor, pero sí de compromiso, de entrega, de que dos personas de sangres distintas formen una familia. Esto es de lo más bello, transformar ante ustedes y ante la sociedad a dos ajenos de sangre, en dos personas que serán familia... 



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